En el análisis sobre la nefasta actuación de ese oscuro personaje llamado Luis Almagro, quien en alguna ocasión fue recomendado como un ser progresista por el ex presidente uruguayo José "Pepe" Mujica como idóneo para presidir la OEA, no podemos soslayar el contexto institucional del organismo interamericano. El 4 de febrero de 1961, como respuesta a la expulsión de Cuba de la OEA, Fidel proclama la Segunda Declaración de la Habana en la Plaza de la Revolución. El texto, que analiza el efecto del colonialismo y el imperialismo sobre América Latina, acusa a la OEA de ser «un ministerio de colonias yanquis». La OEA es un instrumento de tutelaje de EE.UU. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, exigió la aplicación de la Carta Democrática y expulsión de Venezuela del organismo internacional con el argumento de una "crisis humanitaria" provocada por el gobierno de ese país, a quien señala de autoritario y acusa de "impedir elecciones libres que le devuelvan el poder al pueblo". "Tras el ataque del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, a Venezuela se esconden los intereses de las élites políticas y económicas de América Latina por los grandes recursos minerales y naturales", sostuvo el analista político Miguel Jaimes en entrevista para el sitio web de teleSUR. El pretendido informe sobre Venezuela fue promovido y financiado por la ONG International Crisis Group vinculada a la multinacional petrolera Exxon Mobil. Ningún caso de debilitamiento de la democracia de países aliados de EE.UU. como Colombia, México y Argentina es ventilado en la OEA. Luis Almagro guarda silencio cómplice ante múltiples atrocidades, no atiende la situación en Argentina o Brasil, debido a que actúa según los intereses de los grupos económicos y políticos existentes en la región. En Brasil, tras el golpe de parlamentario a la presidenta Dilma Rousseff y las masivas movilizaciones contra el gobierno de facto de Michel Temer, la OEA no se pronunció para rechazar la ruptura del orden democrático en el gigante del sur.
Como revolucionarios anti imperialistas estamos en el deber de rechazar cualquier actitud injerencista, a pesar de las críticas que a lo interno podamos tener, es tiempo de lealtad y no de traición, asumir posiciones en defensa de nuestro derecho soberano a decidir nuestro propio destino, aunque suene a lugar común. La aplicación de sanciones epistolares precede la invasión extranjera, basta revisar la historia reciente y echar un vistazo a países devastados por la bota imperial como Siria, Libia e Iraq. Ayer fue Insulza, hoy es Almagro, y mañana ¿Quién?... toca a Venezuela decidir su permanencia o no en el organismo. ISMAEL NOE V.
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